CLICK-TORIS
Como una eficiente zona erógena de los cibernautas, las redes sociales se convirtieron en un fenómeno de las desconsoladas masas que de forma transgeneracional decidieron explotar en un gemido de opinión frente al dominio de los medios tradicionales.
Un ejemplo de este éxtasis ciber-social es Colombia, donde solo la mitad de la población tiene acceso libre a internet, cuando Facebook, Twitter, YouTube y otros portales se han convertido en armas clave de campaña hasta para los candidatos políticos y el masaje de precalentamiento a la opinión ha mutado de los pasquines, volantes, vallas y comerciales a algo más efímero pero a la vez efectivo... seguidores incautos publicitando.
La revista semana en un artículo publicado el 12 de mayo del 2010, cita al candidato presidencial Juan Manuel Santos con el apunte que "cerca del 30 por ciento de la población de Colombia vive en zonas rurales donde no hay internet, la gente no tiene computadores y pesa mucho la forma tradicional de hacer política", lo cual traduzco a nuestro vívido y agitado encuentro entre la forma tradicional de publicitar campañas políticas y la forma en que, por ejemplo, aquellos que no vieron el Tweet de JuanMa serán influenciados por una minoría más pudiente que participó en la orgía de mensajes en la Red, que decidirán si eso o aquello pinta sabroso y que al final de la cadena oral llevarán sus propia interpretación del mensaje al colombiano de a pie.
Quien fue primero, el Web-o o la gallina?, el juicio es tan singular como inherente y se construye junto con la diversidad de premisas y opiniones externas, pero no hay que olvidar que así como un pequeño "botón" hace felices a muchos, también existen muchos mancebos que lo oprimen sin juicio.
Las elecciones presidenciales en Colombia del 2010 y el entonces "fenómeno Mockus" pueden entonces ser resultado de inexpertos juegos dactilares guiados por los casanovas de las redes sociales y de su consejo a los precoces amateurs en la materia que siguen las corrientes, ninguno de ellos con la consciencia verdadera de que esto signifique sumarse a la opinión colectiva en las urnas virtuales y evitando que los grupos de otras opiniones, los seguidores de Tweets, blogueros y otros generadores de contenido, realmente tengan las bases informativas de crear un juicio. El tiempo dirá y seguramente el éxtasis será conseguido finalmente por quienes, cansados de ver y escuchar lo que les toca (en la época del ATL) deciden ser partícipes de la extasiada experiencia de opinar.
Un ejemplo de este éxtasis ciber-social es Colombia, donde solo la mitad de la población tiene acceso libre a internet, cuando Facebook, Twitter, YouTube y otros portales se han convertido en armas clave de campaña hasta para los candidatos políticos y el masaje de precalentamiento a la opinión ha mutado de los pasquines, volantes, vallas y comerciales a algo más efímero pero a la vez efectivo... seguidores incautos publicitando.
La revista semana en un artículo publicado el 12 de mayo del 2010, cita al candidato presidencial Juan Manuel Santos con el apunte que "cerca del 30 por ciento de la población de Colombia vive en zonas rurales donde no hay internet, la gente no tiene computadores y pesa mucho la forma tradicional de hacer política", lo cual traduzco a nuestro vívido y agitado encuentro entre la forma tradicional de publicitar campañas políticas y la forma en que, por ejemplo, aquellos que no vieron el Tweet de JuanMa serán influenciados por una minoría más pudiente que participó en la orgía de mensajes en la Red, que decidirán si eso o aquello pinta sabroso y que al final de la cadena oral llevarán sus propia interpretación del mensaje al colombiano de a pie.
Quien fue primero, el Web-o o la gallina?, el juicio es tan singular como inherente y se construye junto con la diversidad de premisas y opiniones externas, pero no hay que olvidar que así como un pequeño "botón" hace felices a muchos, también existen muchos mancebos que lo oprimen sin juicio.
Las elecciones presidenciales en Colombia del 2010 y el entonces "fenómeno Mockus" pueden entonces ser resultado de inexpertos juegos dactilares guiados por los casanovas de las redes sociales y de su consejo a los precoces amateurs en la materia que siguen las corrientes, ninguno de ellos con la consciencia verdadera de que esto signifique sumarse a la opinión colectiva en las urnas virtuales y evitando que los grupos de otras opiniones, los seguidores de Tweets, blogueros y otros generadores de contenido, realmente tengan las bases informativas de crear un juicio. El tiempo dirá y seguramente el éxtasis será conseguido finalmente por quienes, cansados de ver y escuchar lo que les toca (en la época del ATL) deciden ser partícipes de la extasiada experiencia de opinar.
bueno, y ademas si consideramos hablar de los target que tienen mayor uso de estos medios web, afirmariamos la idea de que son "principiantes que oprimen sin juicio"; ultimamente declaro mi pereza a entrar al facebook y ver girasoles por todos lados (aunque tambien observo que muchos de los que promueven son menores de edad no aptos para votar Y que ademas no conocen el plan de gobierno de su candidato), de verdad empiezo a considerar un fenomeno Obama para Colombia.
ResponderEliminarCarolinaq